En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre quisiera siempre acordarme, la naturaleza acariciaba la sonrisa de su gente y de todo el que por allí pasaba. Érase una vez... El Picazo y este fin de semana, se viste de carnaval.

¿Cansado de los típicos destinos turísticos, abarrotados de gente por todas partes y excesivamente caros con la que está cayendo?, nosotros tenemos una opción mejor: Vive los carnavales disfrutando además de lo que te gusta, de lo que te ha traído hasta este blog de turismo rural.

Comienza planificando bien tu viaje, ¿ya sabes dónde vas a alojarte? Encontrarás una oferta de Casas Rurales en El Picazo pensadas para un fin de semana perfecto con amigos o familia. Es tiempo de alegría y de colores, de carnaval, ¡no olvides llevarte el disfraz!

El sábado 8 de Marzo a las 18:00 h comienza el pasacalles con su inicio en la Fuente de entrada al pueblo (al lado del Bar El Chopo) y desde donde parte el desfile de máscaras y trajes disparatados, acompañados a su paso por un divertido grupo de charanga.

La hospitalidad de los picaceños es una de las cualidades que caracterizan este lugar de La Mancha, de modo que quedas invitado a compartir con ellos el zurra, una de las bebidas más características de este pueblo, elaborada a base de vino, azúcar, cáscara de limón y melocotón en almíbar. Sólo el que la prueba, conoce los secretos de esta rica mezcla.

Con el vaso lleno y la creatividad que desborda por las costuras de los disfraces, la gente pasea, baila y canta por las calles del pueblo, un pueblo que se une bajo la música de la comparsa.

Pero ya sabemos eso de que “el show debe continuar” y en El Picazo continúa después del pasacalles, en el local del baile, donde podrás dar la bienvenida a la noche al ritmo de las canciones de la discoteca móvil.

Descubre un pueblo que se duerme cada noche cubierto bajo un manto de estrellas y se despierta con el canto del gallo. Deja que tu vista se pierda en la inmensidad de campos de cultivo que rodean este rincón conquense. Pasea por las calles de este pueblo que bebe del río Júcar y que lo integra en sus entrañas permitiéndote disfrutar de la vida durante kilómetros a su vera.

Un municipio en cuyo núcleo urbano puedes observar casas señoriales que datan del siglo XVII, o su Iglesia, en el centro del pueblo y construída a finales del siglo XVI.

Porque en El Picazo saben disfrutar de cada momento y saben vivir, por eso los picaceños han elegido uno de los mejores paisajes de Castilla La Nueva para mecer sus sueños cada noche, respirando un aire limpio y puro como el que destila el río Júcar a su paso por el municipio. O el que desprenden sus campos de cereales, hortalizas y verduras recién regados. O el de sus viñedos de extensiones kilométricas. O el de sus olivos, cerezos o almendros pronto en flor.

Un lugar en el que hace cientos de años alguien echó raíces y hoy crece una generación sana, libre de agentes de contaminación y en donde florecen valores como la hospitalidad, la sencillez, el respeto, el trabajo, la solidaridad y la alegría. Donde cada día nace un nuevo sol que da luz a largas jornadas de trabajo en el campo. Y que hace brillar los ojos de los que tienen la posibilidad de conocer este rincón de Cuenca. Un sitio donde las cigüeñas vienen de verdad a descansar. Y los patos viven en el río, el mismo río donde beben los peces. Donde las cañas no sólo sirven para pescar, si no para tomártelas con amigos en cualquier bar de aquí. Donde la transhumancia pasa cada año por sus terrenos. Donde los niños, y los mayores, van con un pan debajo del brazo, un pan recién hecho, de pueblo.

Un lugar, en el que apenas falta nada, sólo faltas tú.